martes, 25 de agosto de 2015
La Piazza del Campo
Visitar la Toscana en febrero tiene el castigo de cortos días de frío gélido, de amaneceres entre la bruma que empaña un sol de pálido brillo. Castigo que se ve ampliamente compensado con el lujo de la soledad. Con poder asombrarse casi solo ante una monumentalidad que permite retroceder siglos con la imaginación. Con el eco de los pasos recorriendo, en la noche, las curvadas calles de piedra de Siena que desembocan en la majestuosa Piazza del Campo.
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